
El Castillo de Monterrei domina el valle de Verín, Ourense, desde lo alto. Su imponente silueta, rica historia y entorno natural lo convierten en una parada imprescindible. Explora sus torres, patios y murallas mientras revives siglos de historia gallega.
¿Por qué visitar el Castillo de Monterrei?
El Castillo de Monterrei, en la provincia de Ourense, es mucho más que una fortaleza medieval. Se trata de un conjunto arquitectónico que combina elementos defensivos, religiosos y palaciegos. Fue clave en la defensa de Galicia frente a Portugal y también albergó una imprenta, una de las primeras de Galicia.
Visitar este lugar permite conectar con siglos de historia y con el paisaje gallego más auténtico. Desde sus torres se contempla todo el valle del Támega. Además, su estado de conservación y su recuperación como espacio turístico lo convierten en una visita cómoda y enriquecedora.
Otro motivo de peso para visitarlo es su valor cultural: aquí se imprimieron los primeros textos en Galicia y se gestaron episodios importantes de la historia gallega. Hoy, el recinto acoge actividades culturales, rutas guiadas y una experiencia inmersiva única.
Qué ver en el Castillo de Monterrei

La Torre del Homenaje
Esta imponente torre de más de 20 metros de altura es el símbolo del castillo. Desde lo alto, ofrece vistas espectaculares del valle y de la frontera portuguesa. Su interior conserva elementos originales como escaleras de caracol, muros de piedra y troneras defensivas. Subir a esta torre es viajar al pasado medieval de Galicia.

El Palacio de los Condes
Este palacio residencial, parte del conjunto fortificado, combina arquitectura civil y militar. Pasear por sus estancias es imaginar la vida de los nobles gallegos entre los siglos XV y XVII. Sus arcos, escudos y ventanas ajimezadas reflejan el esplendor de su época y su relevancia histórica como centro de poder.

La Iglesia de Santa María
Dentro del recinto se encuentra esta iglesia románica que añade valor espiritual y artístico al conjunto. Su ábside semicircular, capiteles decorados y detalles escultóricos son una joya del arte gallego. Además, refuerza la idea de que el castillo no era solo un bastión militar, sino también un espacio de vida y culto.











