
Paderne es un rincón verde en las Rías Altas. Sus paisajes fluviales, senderos tranquilos y patrimonio histórico te invitan a una escapada diferente y relajante.
Por qué visitar Paderne
Paderne ofrece un equilibrio perfecto entre naturaleza, historia y tranquilidad. Este pequeño municipio coruñés, situado a orillas del río Mandeo, es ideal para quienes buscan desconexión sin renunciar al encanto de Galicia más auténtica. Aquí encontrarás bosques frondosos, senderos bien señalizados y miradores con vistas espectaculares.
Además, Paderne cuenta con un valioso legado patrimonial que se mantiene vivo gracias a sus vecinos y a su actividad cultural. Iglesias, puentes medievales y antiguas casas rectorales se integran en el paisaje, aportando identidad a cada rincón. La calma del entorno se combina con una oferta gastronómica basada en productos locales y recetas tradicionales.
Paderne no sólo es un destino en sí mismo, sino también un excelente punto de partida para explorar el entorno del valle del Mandeo. Es ideal tanto para una escapada de fin de semana como para integrarlo en una ruta más amplia por las Rías Altas. Si valoras la autenticidad, la naturaleza y el patrimonio, este es tu sitio.
Las 3 paradas que no puedes dejar de hacer si visitas Paderne

Iglesia de San Pantaleón das Viñas
Rodeada de viñedos y naturaleza, esta iglesia románica conserva detalles únicos y es uno de los templos más antiguos del municipio.

Fervenza do Mainzoso
La Fervenza do Mainzoso es una cascada situada en el arroyo Mainzoso, afluente del río Mandeo, dentro del municipio de Paderne.

Iglesia de San Esteban de Quintas
La Iglesia de San Esteban de Quintas, en Paderne, es un templo románico de origen medieval rodeado de naturaleza. Destaca por su sencillez y valor histórico.
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Historia
La historia de Paderne está profundamente ligada a su ubicación estratégica en el valle del Mandeo. Ya en época romana, sus tierras eran utilizadas para el paso de mercancías y personas. Más tarde, durante la Edad Media, el territorio se organizó en torno a pequeños núcleos rurales que aún conservan su trazado original.
El puente de O Porco y los antiguos caminos que lo cruzan dan testimonio de una época en la que el municipio era paso obligado para los viajeros entre Betanzos y el interior de Galicia. También destacan las antiguas casas rectorales, símbolo del poder eclesiástico en la zona. Muchas parroquias actuales son herencia directa de estas estructuras medievales.
Con el paso del tiempo, Paderne ha sabido mantener su esencia rural, conservando un valioso patrimonio etnográfico que hoy es motivo de orgullo para sus habitantes. La historia aquí no está encerrada en museos, sino viva en cada aldea, sendero y piedra.
Leyendas
Una de las leyendas más populares en Paderne habla de un puente encantado, donde, según los vecinos, se aparece una mujer vestida de blanco durante las noches de niebla. Dice la tradición que guarda un secreto de amor no correspondido.
También se cuenta que en los bosques de la Rexidoira habita un espíritu protector que guía a los caminantes perdidos. Muchos aseguran haber sentido su presencia o escuchado pasos sin ver a nadie. Estas historias forman parte del imaginario colectivo gallego y dan un aura mágica al municipio.
Gastronomía
La cocina en Paderne se basa en productos de proximidad. Destacan el pan de trigo del país, cocido en horno de leña, y el queso fresco artesanal que se produce en varias casas.
Entre los platos típicos sobresale el caldo gallego, muy valorado en los meses fríos, y el porco celta al horno, cuando hay fiestas locales. No faltan los postres como las filloas o la tarta de nuez, que se acompaña con licores caseros como el orujo o el licor de hierbas.
En las ferias y eventos parroquiales, es común compartir mesa y conversación. Comer en Paderne es también una forma de convivir con sus gentes y su cultura.
Qué ver cerca de Paderne

Betanzos
A tan solo 10 minutos, su casco histórico está lleno de iglesias góticas, casas nobles y tabernas con tapas típicas gallegas.

Fragas do Eume
Uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Europa, ideal para pasar el día entre senderos, puentes colgantes y monasterios ocultos.

Castillo de Andrade (Pontedeume)
Esta fortaleza medieval ofrece una vista panorámica sobre el valle del Eume. Un lugar con historia, perfecto para amantes de la arquitectura y la fotografía.